La orden dice que hay que dedicarse a la reflexión y recogimiento espiritual y no convertir esta semana en una ‘parranda santa’.
La prohibición de consumo y venta de licor inicia a las 12:00 de la noche del miércoles 27 hasta las 12:00 del mediodía del sábado 30.
Los establecimientos que ofrecen estas bebidas no podrán abrir sus puertas y en los restaurantes o tiendas no se podrá vender ni una sola gota.
Algunos habitantes califican la medida durante el jueves y viernes santo como un abuso de autoridad y que en nada ayuda a recuperar las viejas costumbres.
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