Por: Emilio Gutiérrez Yance
Cada 20 de julio, Colombia se viste de gala para conmemorar su independencia, un día en el que la historia y la memoria se entrelazan con el presente. Esta fecha no solo marca el nacimiento de una nación libre, sino que también resalta el compromiso inquebrantable de aquellos que, desde la trinchera del servicio público, protegen y custodian esa libertad. Entre ellos, los miembros de la Policía Nacional de Colombia quienes se erigen como guardianes de los ideales de libertad y justicia que forjaron nuestra nación.
Desde las primeras horas de este importante día, los hombres y mujeres de la Policía Nacional se preparan para una jornada que celebra la libertad y reconoce la dedicación y el sacrificio de quienes velan por ella diariamente. En todo el territorio colombiano, el estruendo de los tambores y las trompetas anuncian el inicio del majestuoso desfile. Los policías, vistiendo sus mejores galas y mostrando sus diversas especialidades, marchan orgullosos portando la bandera tricolor. Esta imagen de unidad y fortaleza refleja su compromiso con la defensa de los valores que sustentan nuestra nación: libertad, justicia y sacrificio.
La historia de nuestra independencia, que comenzó con una simple riña entre criollos y el español José González Llorente, ha evolucionado en una lucha constante por mantener la paz y la seguridad en nuestro país. Bogotá, la ciudad donde se firmó el Acta de Independencia en 1810, ha sido testigo de innumerables actos de heroísmo por parte de la Policía Nacional. En esta ciudad, donde una vez vivieron solo 30 mil habitantes, hoy la Policía trabaja incansablemente para mantener el orden y la seguridad de millones de ciudadanos.
Antes de la revolución, los criollos, liderados por figuras como Camilo Torres, publicaron el "Memorial de Agravios", un documento que reunió las quejas de los criollos sobre los españoles. Aunque el texto nunca llegó a Fernando VII, sirvió como catalizador para el descontento y el deseo de cambio. Los aires de independencia soplaban de oriente a occidente y de norte a sur. Hoy, esos mismos aires inspiran a la Policía Nacional a seguir luchando por un país libre y justo.
En un país con una riqueza natural incomparable, donde los ríos, montañas, valles y llanuras crean un paisaje de ensueño, la libertad es el tesoro más preciado. El 20 de julio nos recuerda que Colombia lo tenía todo, excepto lo más deseado por los seres humanos: la libertad. Gracias a la lucha de nuestros antepasados y al trabajo constante de la Fuerza Pública, hoy podemos disfrutar de esa libertad.
El 20 de julio se ha convertido en una fecha emblemática, no solo por su significado histórico, sino también porque es el día de la bandera y de la instalación del Congreso de la República. Es una fecha ideal para que la policía se acerque aún más al ciudadano, ratificando la unión que debe existir entre el pueblo y los organismos encargados de protegerlo.
El 20 de julio es un día para mirar las olas del mar y la espuma que adorna la superficie de ríos, lagos y océanos, para vibrar con el orgullo de vivir en el país más hermoso del mundo y para expresar en voz alta las notas inmortales de nuestro himno marcando esa estrofa de unidad y hermandad:
Oh gloria inmarcesible,
Oh, júbilo inmortal,
En surcos de dolores
¡El bien germina ya!
Dios bendiga siempre a nuestra amada patria colombiana. En este día, celebremos no solo la independencia, sino también la resiliencia, la belleza y la esperanza de Colombia. Que cada colombiano sienta en su corazón el orgullo de ser parte de una nación que ha sabido levantarse y brillar con luz propia.
Con orgullo patrio puedo decir que la Policía Nacional no solo somos un símbolo de autoridad, sino también un pilar fundamental en la construcción y mantenimiento de nuestra libertad y justicia. ¡Feliz Día de la Independencia, Colombia!
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